Política económica
La política económica del Gobierno de Kirchner continuó los lineamientos establecidos por Lavagna bajo la presidencia de Duhalde, manteniendo la devaluación de la moneda mediante una fuerte participación del Banco Central en la compra de divisas, impulsando mediante las exportaciones un crecimiento económico con tasas del PBI cercanas al 10%.
Desde el principio del Gobierno de Néstor Kirchner, el papel del Estado en la economía se amplió en relación con el que tenía durante el Gobierno de Carlos Menem. Esto se vio en la estatización de Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino, Astillero Río Santiago y la creación de ENARSA y de Agua y Saneamientos Argentinos.
Desde 2003 a 2007 el país registró una fase de crecimiento económico con tasas que oscilaron en torno al 9% (8.8% en 2003, 9% en 2004, 9.2% en 2005, 8.5% en 2006, 8.7% en 2007, 6.8% en 2008.[2] Las reservas internacionales pasaron de U$S 14.000 millones en 2003 a más de U$S 47.000 millones en 2007. El salario mínimo que era en 2003 de $360 se elevó a $1.240 en 2007.
En el período 2003–2007, la industria argentina creció a un promedio anual del 10,3% en términos del Índice de Volumen Físico (IVF).[3] Los bancos otra vez ganaron depósitos: pasaron de 114 462 millones de dólares en diciembre de 2004 a 169 729 millones en diciembre de 2006, lo que implica un crecimiento de más del 48%.[4]
En 2004 se aprueba el proyecto nacional de promoción del turismo, norma con la que el Poder Ejecutivo procura generar un marco general para el desarrollo y el fomento de las actividades del sector, creando incentivos y atractivos para sus visitantes y residentes. El turismo receptivo representó en 2004 el 1.6% del PBI (superando el 1.4% del 2002 y el 1% promedio de la década pasada)".[5] En 2004 ingresaron 3.4 millones de turistas a Argentina.[6] Para el año 2006, ingresó un total de 4.1 millones de turistas internacionales, de los cuales el 60% provienen de países limítrofes. Para 2007 habían llegado más de 5.3 millones de turistas, batiendo el récord histórico de llegadas internacionales.[5
Paralelamente se propuso una quita del 75% de la deuda, que implicaría una disminución de 61.350 millones de dólares sobre el capital, que se reduciría así a 20.450 millones de dólares. En junio de 2004, llega a un acuerdo Organismos Internacionales y de los gobiernos de los tenedores de bonos en el exterior y se reconocieron los intereses atrasados. El 3 de enero de 2006, la Argentina abonó totalmente su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) concretando un pago anticipado de 9530 millones de dólares,[7] un pasivo contraído entre enero y septiembre de 2001, con vencimientos programados hasta el 2009.[8]
Deuda externa
La deuda de Argentina alcanzó en 2001 uno de los escenarios más críticos en su historia, ubicándose en 138% del PIB que Néstor Kirchner se caracterizó por negociar dos de las más grandes deudas argentinas, restructurando una de ellas en 93 por ciento de su total y, una quita de más del 60 por ciento del capital.[9]
Durante el Gobierno de Kirchner, Argentina y el Fondo Monetario Internacional mantuvieron una relación tirante. Al igual que Brasil, una de las principales medidas de su gestión fue cancelar por anticipado la totalidad de la deuda con este organismo internacional por un monto de 9810 millones de dólares. El objetivo declarado de ambos Gobiernos fue terminar con la sujeción de las respectivas políticas económicas nacionales a las indicaciones del FMI.[10]
Durante el año 2005 se realizó el canje de la deuda, que iniciaba las renegociaciones por los bonos que habían quedado en defecto desde 2001. Con la crisis de diciembre de 2001, la Argentina había entrado en suspensión de pagos (default) de su deuda externa. Este default ha sido el más largo de la historia financiera moderna, e implica fundamentalmente la cesación de pagos de capital e intereses de los títulos de deuda pública emitidos por el Estado (deuda soberana). A fines de 2004, la deuda externa total alcanzaba los 178 000 millones de dólares. Durante 2003, el Gobierno de Néstor Kirchner logró negociar una reprogramación de las obligaciones con los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y otros menores) en lo que se llamó el canje de la deuda argentina, obteniendo el 75% de quita de deuda, el mayor porcentaje de quita en la historia económica internacional.[11] Se reestructuraron deudas por un valor equivalente a 62 500 millones de dólares de valor nominal, canjeadas por nuevos títulos por un valor nominal equivalente a 35 300 millones de dólares. Como consecuencia de la reestructuración, el componente en pesos de la deuda pasó del 3 al 37%.[12]
Canje de 2005
El 22 de septiembre de 2003, el presidente Néstor Kirchner propuso una quita promedio del 75 % del valor de la deuda con los tenedores de bonos argentinos, que ascendía a 94 302 millones de dólares. Según la propuesta presentada por Roberto Lavagna (ministro de Economía) y Guillermo Nielsen (secretario de Finanzas), los acreedores privados podrían escoger entre tres bonos:
- el bono Par (con mayores plazos de vencimiento y sin reducción o con una pequeña reducción de su valor de capital);
- el bono C (que requeriría un aporte de fondos); y
- el bono Descuento (con una reducción del valor nominal).
Los nuevos títulos se podrían consolidar en dólares, euros, yenes o pesos indexados. El plan de reestructuración no incluía a la deuda emitida después del default, entre ella los distintos tipos de BODEN. Estos bonos habían sido entregados a jubilados, trabajadores estatales y a ahorristas que habían aceptado esos bonos a cambio de los depósitos que estaban retenidos por el «corralito» bancario.[13]
Sin embargo, esta propuesta inicial fue rechazada por los bonistas locales.[14]
El 1 de junio de 2004 el Gobierno anunció la «Propuesta de Buenos Aires» para reestructurar los pagos de la deuda. El 14 de enero de 2005 se lanzó oficialmente la operación de canje de la deuda en default.[15]A cambio de los títulos en mora, el Gobierno argentino ofrecía tres nuevos bonos:
- el bono Par (que no implicaba quita del capital original adeudado) pagaría un interés inicial del 1.33 % que subiría progresivamente hasta alcanzar el 5.25 % a los 25 años de su emisión, y tendría un plazo de 33 años (vencimiento año 2038);
- el bono Cuasi Par (que incluía una reducción del 30.1 % del capital) pagaría un interés del 3.31 % más un coeficiente ligado al índice de precios al consumidor y tendría un plazo de 30 años; y
- el bono Descuento (que implicaría una quita del 66.3 %) pagaría el mayor interés, 8.28 %, y tendría un plazo de 28 años (con vencimiento en el año 2033).
Los bonos ofrecían además una compensación adicional, ligada al crecimiento del producto interno bruto. El plazo para la recepción de las expresiones de interés finalizó el 25 de febrero de 2005; el nivel de aceptación alcanzado permitió renegociar aproximadamente el 76.15 % del monto adeudado. Se reestructuraron deudas por un valor equivalente a 62 500 millones de dólares de valor nominal, canjeadas por nuevos títulos por un valor nominal equivalente a 35 300 millones de dólares (15 000 millones en títulos Par, 11.9 000 millones en títulos Discount, y 24.3 000 millones de pesos argentinos en títulos Cuasi Par); además, como consecuencia de la reestructuración, el componente en pesos de la deuda pasó del 3 al 37 %.
Los principales acreedores de los títulos en mora eran argentinos, con 38.4 % del total. Después se ubicaban los italianos con el 15.6 %, los suizos con el 10.3 % y los estadounidenses, con el 9.1 %. Por el monto y la cantidad de títulos involucrados (152 bonos distintos emitidos originalmente en dólares, euros, yenes, francos suizos, libras esterlinas y pesos argentinos), se consideraba que esta era la operación más importante de la historia financiera mundial.
El 9 de febrero de 2005 el Congreso sancionó la ley 26.017 o «Ley Cerrojo», prohibiendo al Poder Ejecutivo reabrir el proceso de canje, lo que implicaba que la oferta no podía ser modificada o mejorada y de efectuar cualquier transacción judicial, extrajudicial o privada respecto de los bonos sujetos al canje.[16]Cancelación de deuda con FMI y gobierno de España
En un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner dijo:
Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del FMI para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios.
Néstor Kirchner
El 3 de enero de 2006, la Argentina dejó de tener deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) concretando un pago anticipado de 9530 millones de dólares,[17]un pasivo contraído entre enero y septiembre de 2001, con vencimientos programados hasta el 2009.[18]Después del traumático año 2002, todos los índices eran favorables al Gobierno: estabilidad cambiaria ($ 3 a U$S 1), crecimiento continuo en las reservas internacionales, baja en los indicadores de desempleo y pobreza, etc. Las reservas del BCRA finalizaron ese año con un aumento de 4000 millones de dólares. Es decir, de 28 078 millones de dólares, las reservas del Banco Central descendieron a 18 580 millones y finalizaron el año con 32 037 millones.[19][20]
El 31 de enero de 2007 los Gobiernos de Argentina y España firmaron un acuerdo de reestructuración de la deuda, asociada al préstamo que España realizó en marzo de 2001, durante la XVI Cumbre Iberoamericana. La deuda ascendía a 982.5 millones de dólares y serían pagados en un plazo de 6 años y una tasa LIBOR de +140 puntos básicos.[21]Política industrial
En el período 2003–2007, la industria argentina creció a un promedio anual del 10,3% en términos del Índice de Volumen Físico (IVF), acompañando la dinámica de la economía en su conjunto. La persistencia del avance del sector manufacturero constituye una característica que sobresale en relación con otros períodos de crecimiento industrial.[22]Mientras que en plena crisis la tasa de inversión era del 11%, en el 2007 superó el 23% del PBI. La inversión pública creció a tasas anuales superiores al 50 por ciento y el 2008 batió récords en materia de porcentaje de PBI en inversión pública.
En julio de 2004 se firmó un acta compromiso con el gobierno de Venezuela para reflotar el astillero y en 2005 fue firmado el contrato que estableció la construcción de dos buques de 47 mil toneladas cada uno. El contrato inicial fue de un monto de 112 millones de dólares y el primer bloque se montó en la Grada 1 del ARS, el 18 de enero de 2008. Gracias a los contratos firmados con Venezuela para la construcción de buques petroleros, el astillero pudo ser reactivado, lo implicó la incorporación inmediata de 250 nuevos operarios (entre soldadores y caldereros).[23]
En marzo de 2006, se botó el Madrisa, un buque carguero, llamado técnicamente bulk carrier, construido para un armador alemán. Luego, se comenzó a construir un barco de similares características. En febrero de 2007 se botó el primero de una serie de cuatro buques tanqueros para Venezuela.
En la grada dos, se construyeron dos buques alemanes más. La tercera grada se previó construir una serie de 5 unidades de Patrulleros Oceánicos Multipropósito (POM). Además de doce barcazas para transportar carga a granel.[24]El 18 de enero de 2008 comenzaron los trabajos de construcción del primer bloque del “Eva Perón”, uno de los dos petroleros contratados por Pdvsa.[25]El "Eva Perón" se convirtió en el buque de doble casco más grande construido en Argentina en los últimos 30 años, y fue botado en 2012, por el entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli, posee una capacidad de 47.000 toneladas de porte bruto (TPB).
Según un estudio de la cámara que agrupa a las empresas del sector minero de los aproximadamente 1200 millones de dólares invertidos en 2006 se pasó a más de 2500 millones en el 2007.[26]
Entre 2002 y 2006 las exportaciones argentinas crecieron cerca del 80 %.[27]
Empleo
El desempeño productivo estuvo motorizado por la persistente mejora que presentaron el gasto doméstico privado (consumo e inversión) y las exportaciones. Las exportaciones argentinas se multiplicaron por más de cuatro veces, solo entre 2003 y 2006 crecieron cerca del 80%.[29]
La tasa de desocupación fue descendiendo sin interrupciones con reducciones importantes, alcanzando niveles de un dígito. Cabe destacar que el mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo y estable ha tenido un rol fundamental en la caída de la tasa de desempleo, debido a una mayor incorporación de mano de obra en la producción.[22]Según un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), entre 2003 y 2008 la Argentina contrajo la tasa de desempleo urbano abierto un 53,8%, y se ubicó tercera entre las naciones latinoamericanas con mayor eficacia en la reducción de la desocupación durante ese período.[30]Desde 2003 se verificó un incremento exponencial en la cantidad de beneficiarios que participaban en las políticas activas de empleo y formación profesional que llevaba adelante el MTEySS. Se pasó desde apoyar a alrededor de 16 000 personas (en 2003) a más de 900 000 (en 2014): el incremento fue del 5700%. La estrategia fue poner en marcha a fines de 2003 el Plan Integral para la Promoción del Empleo "Más y Mejor Trabajo"
La creación de empleos para reducir la desigualdad social, a raíz de la pobreza fue una de las premisas del proceso iniciado por Néstor, que asumió el Gobierno de Argentina con una tasa de desempleo de 17,3 por ciento en 2003, para reducirla a 7,9 una vez culminó su periodo presidencia
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