El Boleto Estudiantil. Fue una protesta realizada por el Movimiento Estudiantil de Morón que tuvo dos líderes adolescentes: Martín Sabbatella y Adrián Grana.
El Boleto Estudiantil.
Convocaron a todos los colegios de 11 localidades que conformaban el Morón Grande de entonces, se plantaron en la Plaza General San Martín con ganas de acampe pero finalmente ingresaron al Concejo Deliberante.
En recinto no hubo acuerdo luego de horas de debate durante un cuarto intermedio. Entonces, Martín Sabbatella y Adrián Grana, entonces dos copones de 17 años, hicieron una sentada en los pasillos a modo de toma pacífica y simbólica.
El debate había comenzado en 1987 antes de la conmemoración de la llamada «Noche de los Lápices», cuando el 16 de septiembre de 1976, una patota de la dictadura militar secuestró y mató estudiantes de La Plata por exigir el Boleto Estudiantil Secundario.
Martín Sabbatella y Adrián Grana replicaron la idea en Morón cuando tenían 17 años.
Acá presentamos la nota completa que fue editada y publicada por el Periódico La Calle y que escribieron Andrés Llinares y Alejandro Wassileff 23 años atrás.
La Noche del Boleto Estudiantil
(por Andrés Llinares y Alejandro Wassileff).- Durante el mes pasado (por enero de 1986) el Federación de Estudiantes Secundarios de Morón se movilizó en procura del Boleto Estudiantil.
Todo comenzó el 20 de febrero de 1986 cuando el Concejal Carlos Poli da forma al proyecto de Ordenanza 16.066/86 cuyo artículo lo instaba a “crear en todo el Partido de Morón el Boleto Estudiantil Secundario en todos los transportes de pasajeros comunales”.
Por supuesto que el proyecto pasó de comisión en comisión, de archivo en archivo y fue así que los estudiantes decidieron tomar finalmente un rol activo.
A partir de los primeros días de octubre de 1987 comienzan a organizar una concentración para el viernes 23 de ese mes, el mismo día que el Concejo Deliberante debía sesionar.
Muchos aprovecharon la oportunidad y a modo de ser reconocidos, aunque más no sea por casualidad, redactaron pocos días antes de la sesión otro Proyecto de Ordenanza, como lo hiciera el Partido Intransigente.
Más allá del estudiantado, comenzó a tensionarse el mismo Concejo.
Posiciones encontradas entre correligionarios llegaron a plantear contradicciones marcadas en un partido sumamente domesticado y mientras la lavadora municipal giraba, la concentración de los estudiantes se organizaba.
Sabbatella y el Boleto Estudiantil: Movilización I
A las 20 horas, 2.500 alumnos inundaban la Plaza San Martín el viernes 23 de octubre de 1987. Con toda la fuerza de la adolescencia, la medida, desde sus primeros momentos, dio una total sensación de seguridad.
Pero el Concejo (prefirió) pasar a cuarto intermedio para el miércoles 28 de Octubre, y el boleto estudiantil una vez más quedó sin tratamiento, pero no sin lucha.
El estudiantado no se movió. Los concejales, a modo de apaciguar a las fieras, entablaron un diálogo con los chicos.
Una de las oficinas en la Municipalidad sirvió como recinto.
En ella se encontraban el Roberto Maldonado (Presidente del Bloque Renovador), Juan Esteban Orlandini (Concejal Renovador), Catalino Silva (Concejal del PI), Carlos Poli (Concejal de la Democracia Cristiana) y también Mario Modolo (Secretario del PI), Rubén Ledesma (Secretario de la UCR), Rafael Del’Elche (Secretario de Isack Kaufman) y el presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Morón (FESM) Adrián Grana junto con el resto de su comisión directiva.
La discusión pasaba por el tratamiento del boleto estudiantil. Si bien los concejales habían prometido no sólo tratarlo sino también aprobarlo en la próxima sesión, la FESM quería un documento firmado.
Más allá del incidente entre Maldonado y Ledesma (que no pasó de las palabras) el acta fue firmada por todos los presentes más el agregado a último momento del Juan Giombini (Concejal JCN – UCR).
El Boleto Estudiantil: Movilización II
En respuesta al acta de compromiso firmada, la FESM decide movilizar a los estudiantes nuevamente para apoyar la discusión del proyecto.
El objetivo era movilizar el doble de estudiantes como una demostración de fuerza no sólo del estudiantado, sino de la necesidad del boleto estudiantil.
A las 18 del miércoles 28 de octubre de 1986 la plaza de Morón empezaba a recibir las columnas. Las mismas consignas, el orden, la ansiedad de recibir “una respuesta” después de años de postergación, de luchas reprimidas e ignoradas.
La gente, algunos hablan de 2.500 a 3.000 mil estudiantes. No sabemos el número, pero la fuerza era mucha y se hacía notar.
Al rato, entre los cantitos, empezaron las adhesiones: centros de estudiantes (inclusive de algunos que no acordaban con la dirigencia de la FESM), colegios, instituciones y organizaciones políticas juveniles.
Habla la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas de la Línea Fundadora. Los chicos la abrazan cantándole. Cada columna que se acerca es una fiesta sin desorden, sin vidrios rotos. Para mal de muchos que esperaban la excusa, la razón para intervenir.
Adentro del recinto, los políticos reunidos hablan de proyectos, de calmar a los chicos. Se dan órdenes para que la prensa recién pueda entrar al Concejo Deliberante cuando comience la sesión.
Después de más de dos horas de espera, los estudiantes salen de la Plaza General San Martín, pasean por Morón y vuelven a esperar el tratamiento del proyecto.
Otra orden de la Presidencia del Concejo Deliberante: Los chicos no pueden utilizar la electricidad del edificio para hablar por micrófono.
«La vez pasada lo usaron para alterar a los chicos», explica una funcionaria del Concejo Deliberante.
Se dan mil explicaciones. Pero mientras hablan de la violencia de los estudiantes, los adultos reflejan el temor a la movilización de la juventud, esa que cuando está en el colegio se puede controlar con amonestaciones y faltas y con “cállese-siéntese”, esa que ahora está exigiendo un boleto que les permita estudiar y ayudar en la economía de casa.
La sesión se ha demorado dos horas para comenzar. Entran a discutir las propuestas la dirigencia de la FESM, afuera nadie se quiere ir sin proyecto del Boleto Estudiantil.
Para empezar la sesión los estudiantes exigen al Concejo que permita entrar “a una audiencia pública” a dos representantes por cada colegio.
Una nueva discusión: Determinar si entran o no los delegados, no se entiende bien; ¿la idea era evitar el desorden o evitar que los estudiantes conocieran una sesión del Concejo Deliberante?
La discusión del proyecto del Boleto Estudiantil llevó algunas horas.
Para escuchar a los dirigentes de la FESM, para compatibilizar proyectos ya presentados con los “oportunamente” presentados, para leer proyectos salvadores, para explicar la situación de los pobres empresarios marginados y presionados por la cruel juventud, para explicar y aprobar un proyecto que políticamente fue un paso adelante, pero que demuestra además cuál es la prioridad que manejan quienes hacen y modifican las leyes, porque por encima de la necesidad económica de un estudiante y trabajador se privilegió la ganancia de una empresa.
En el Concejo Deliberante de Morón como en la política nacional que llama al empresariado nacional para recomponer nuestra economía nunca se habla de la decisión política que llame a compartir el sacrificio con que cargan los trabajadores y los estudiantes del país.
El abono aprobado no es el boleto estudiantil, es una pálida respuesta a los estudiantes. Se ofrece 50 viajes a quienes viajan entre 70 y 90 veces al mes.
Un paso adelante ganado por la fuerza del estudiantado organizado nacional y no por la decisión de quienes detentan en el poder político en Morón.
En el recinto del Concejo, durante el tratamiento de un proyecto que no respondía al pedido del estudiantado, se escucharon muchas cosas.
En aquel diálogo de sordos entre chicos que pedían hacerse escuchar y adultos que, timbre mediante, trataban de callarlos, los representantes de la comunidad de Morón pudieron escuchar muchas verdades de esa gente que los criticaba; verdades que le quitaban el silencio añejo a un salón acostumbrado a la tranquilidad, en el que se hacen las reglas del juego lejos del ruido de la calle, a espaldas del pueblo.
La Trastienda (por Andresito Llinares)
Cerca de la una de la mañana, fuera del concejo quedaban menos de cien chicos, de a uno, a lo largo de la noche se iban yendo. Creo que a eso apostaban algunos concejales: “No van a durar toda la noche…”,decían.
El Boleto Estudiantil
En la sesión empezaban a tratar el orden del día, los chicos gritaron las últimas protestas y bajaron, los últimos gritos ya no dejaron sesionar al Concejo.
La idea era que escucharan algo antes de irse a dormir.
Entonces se decidió la sentada dentro del edificio (y el periodista que escribe esta nota quedó del lado de adentro).
Por primera vez en la historia de Morón un grupo de estudiantes, pacíficamente, toma el Concejo Deliberante, como una forma de hacerse escuchar.
Sin violencia, los chicos sentados analizaban el avance, el medio avance político que significaba el abono estudiantil. De afuera les llegaban cartas, cigarrillos y galletitas apoyándolos, haciéndoles ver que no estaban solos.
La toma duró unas cuatro horas en las que permanentemente se debatió, se analizó.
Se expusieron las razones por las que rechazar el abono, las razones para quedarse y exigir respuestas. Afuera ya quedaban menos chicos que también estaban sesionando, debatiendo qué hacer, qué pedir a sus delegados, que adentro estaban dispuestos a jugarse por responder a la consigna de la marcha “MEDIO BOLETO YA”.
Afuera la gente decidió que salieran y retomaran el trabajo en cada colegio. Adentro, con el dolor que significaba salir, se respetó la decisión de la mayoría. En ese momento, no se dio un paso atrás, empezó un camino largo.
Adrián Grana, Presidente de la FESM decía: “De nada sirve que veinte locos se queden aquí encerrados si no tienen el respaldo de las bases, de esos iluminados ya tuvimos muchos en Argentina y así estamos…” y fueron saliendo.
La Trastienda II (por Alejandro Wassileff)
El miércoles 28 de Octubre nuestro Concejo Deliberante se vio sorprendido por la movilización estudiantil. De una vez por todas los legisladores debieron ponerse los pantalones.
Entre idas y venidas, cantos y contracantos, el concejal Carlos Poli (DC) fumaba y fumaba en su banca, respirando el aire decadente de un recinto muy poco acostumbrado al pueblo.
Intentado escuchar a los jóvenes, discutiendo con los otros bloques, uno de los pocos concejales con que cuenta el municipio llevó adelante el debate intentando por un momento salir del atraso medieval.
Tampoco estaba exceptuado de la muy permeable tensión, y en un momento nos dijo: “me querés decir qué carajo quieren…?”, tratando de interpretar la reivindicación nuevamente entró al recinto y con la cabeza gacha se sentó en su banca para de una vez por todas aprobar el abono estudiantil.
El Boleto Estudiantil
A 36 años
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