Un centenar de países suscriben la iniciativa, aunque China, Rusia e India se mantienen irreductibles
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El enviado especial del Cambio Climático de Estados Unidos John Kerry, en la presentación de esta iniciativa KEVIN LAMARQUE / Reuter
ANTONIO CERRILLO
BARCELONA
02/11/2021 15:41Actualizado a 02/11/2021 16:33
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Mientras los líderes de la conferencia del clima de las Naciones Unidas en Glasgow (Escocia) negocian cómo controlar mejor las emisiones de gases invernaderos y evitar los niveles catastróficos del calentamiento, uno de los acuerdos más importantes de esta cita va tomando forma.
Es el Compromiso Mundial de Metano, un pacto colectivo para reducir las emisiones de este potente gas de efecto invernadero en un 30% para 2030, y que ya ha sido firmado por un centenar de países que aportan dos tercios de la economía mundial. Es tal vez uno de las iniciativas más destacadas de los gobiernos para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 º C por encima de los niveles preindustriales.
El metano tiene un potencial para atrapar el calor 80 veces superior al dióxido de carbono en sus dos primeras décadas tras arrojado a la atmósfera. Se degrada, pues, de manera relativamente rápida, pero la realidad es que reducir estas emisiones puede ser muy eficaz para lograr importantes niveles de enfriamiento casi inmediato en la temperatura de la Tierra.
La iniciativa, presentada por Estados Unidos y la Unión Europea, se marca como objetivo lograr una reducción del 30% en relación con los niveles de 2020. De esta manera, cumplir ese objetivo permitiría reducir 0,2 °C del calentamiento global. Puede parecer poco, pero podría marcar una gran diferencia en la severidad y frecuencia de los sucesos climáticos extremos.
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De todas maneras, el compromiso suscrito no es vinculante para las naciones que lo firman. No tienen la obligación de reducir sus propias emisiones de metano en una cantidad determinada, sino solo para "comprometerse con un objetivo colectivo de reducir las emisiones globales de metano en al menos un 30% a partir de los niveles de 2020 para 2030" y buscar los mejores enfoques disponibles para cuantificar la problema, según los promotores de la iniciativa.
Se ha bajado, pues, el listón de las exigencias para los firmantes, incluido Brasil, que tiene una gran cantidad de ganado, se adhieran. Aunque el país se une al acuerdo de metano, el último documento que detalla sus medidas ante la ONU no incluye ninguna política sobre la limitación de las emisiones de gas.
Ganado en una granja de Walgett en Australia David Gray / Reuters
El metano, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, representa aproximadamente una cuarta parte de todo el calor atrapado en la atmósfera desde la era preindustrial. Eso hace que la reducción de sus emisiones sea un componente esencial de la descarbonización del sector energético.
Los niveles atmosféricos de metano han aumentado un 150% durante los últimos dos siglos. El ritmo de aumento del metano se ha acelerado en los últimos 50 años, y la industria del petróleo y el gas hacen las principales contribuciones.
Los grandes productores de petróleo y gas, como los EE. UU. Y Canadá, pueden implementar tecnología efectiva y relativamente económica para tapar las fugas de la industria en la actualidad. Pero para Francia, Brasil y otros países cuyas emisiones de metano están relacionadas en gran medida con el ganado y son más difíciles de eliminar, las reducciones serían más lentas. "Los países tienen perfiles de emisiones de metano y un potencial de reducción muy diversos, pero todos pueden contribuir a lograr el objetivo global colectivo a través de una reducción de metano nacional adicional y acciones de cooperación internacional", dijeron la UE y Estados Unidos en una declaración conjunta.
El metano es uno de los problemas climáticos más fáciles y baratos de resolver
EE. UU. Y la UE representan los dos mayores consumidores de gas natural, por lo que cualquier esfuerzo que realicen para frenar las fugas de metano a nivel nacional y dentro de sus cadenas de suministro puede tener un enorme efecto dominó.
La UE está preparada para proponer una legislación este año que probablemente abordará las emisiones de metano generadas por los proveedores. Estima que solo una cuarta parte de ellos son liberados dentro de sus fronteras. Estados Unidos está trabajando en regulaciones que impondrán una tarifa de metano a los productores de petróleo y gas de hasta 1.500 dólares por tonelada.
Sin embargo hay un grupo de países irreductibles, que se resisten a apoyar el pacto; entre ellos, China, Rusia e India, que en conjunto generan alrededor de un tercio de las emisiones de metano. Rusia ha mostrado cierto interés en un esfuerzo global para abordar el problema del metano, según Estados Unidos, y enfatizó que el nuevo gasoducto Nord Stream 2 a Alemania será uno de los más limpios de la historia.
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En los últimos años, las imágenes de satélite se han convertido en un pilar clave para detectar fugas de metano a gran escala en conducciones, tuberías, vertederos y instalaciones de almacenamiento. Entre los focos de emisión más importantes están Rusia, Irán, Turkmenistán y Australia, países que no han firmado el compromiso.
Aún así, esas megaemisiones solo representan entre el 10% y el 15% de la contaminación por metano de la industria de los combustibles fósiles, según la firma de geoanalítica Kayrros SAS. Los satélites son menos hábiles para capturar fugas más pequeñas debido a las resoluciones más altas requeridas, y les resulta más difícil detectar emisiones en días ventosos. También hay importantes lagunas en los datos de las regiones ecuatoriales, donde la cobertura de nubes es mayor. En Rusia, hay vacíos durante el invierno, cuando los días son más cortos, y cerca del Polo Norte, donde el reflejo de la luz de la nieve puede oscurecer las imágenes.
Todo esto debería cambiar para 2030, pues se planea lanzar una nueva clase de satélites para ampliar la cobertura y mejorar la precisión en la medición de emisiones.
El metano también se puede detectar a nivel del suelo con una cámara infrarroja estándar de la industria. Se han encontrado fugas continuas de instalaciones en todo el continente, como en Rumania y el Reino Unido, pero no puede calcular de manera confiable la cantidad expulsada al cielo.
El metano es uno de los problemas climáticos más fáciles y baratos de resolver, ya que reparar las fugas no requiere grandes avances tecnológicos. También es un gas que puede capturarse o almacenarse bajo tierra y venderse como el componente principal del gas natural, cuyo precio se ha disparado en los últimos meses.
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