el equipo económico ya se trata de una verdad indisimulable, pero que por lógicas razones se oculta: si hasta ahora no se firmó el acuerdo con el Fondo Monetario fue porque Cristina Kirchner no quiso. "Se negó a dar el debate en el Congreso en plena campaña electoral", admite una figura clave del elenco oficial, en diálogo con iProfesional.
Contra lo que recomendaban algunos dirigentes del Frente de Todos, incluyendo al ministro Martín Guzmán -apurar el acuerdo con el FMI y "denunciar" la ayuda excepcional del organismo a la administración de Mauricio Macri-, CFK prefirió postergar todo para después de las elecciones.
Esa decisión también es estratégica: como la propia vicepresidenta advierte en público, el acuerdo con el organismo tendrá condicionalidades y guiará en buena parte el plan económico que tendrá la Argentina por los próximos años. Contendrá límites muy claros para el actual gobierno y para los próximos: se negocia un convenio a diez años.
"Lo básico del acuerdo ya está. Nosotros creemos que estará listo apenas pasen las elecciones de noviembre", arriesga el funcionario de primerísimo nivel que dialoga -en off the record- con iProfesional.
Los propios funcionarios del equipo económico admiten las limitaciones para aventurar los próximos pasos de la administración de la que forman marte: básicamente porque ninguno está en condiciones de predecir las decisiones futuras de Cristina Kirchner.
No obstante eso, algunos arriesgan cuáles serían los próximos pasos ahora que la propia vicepresidenta dejó en claro que se pagará con parte de los DEGs que envíe el FMI por lo menos el primer vencimiento, el día 23 del mes que viene, por un total de u$s1.900 millones.
Por lo pronto, funcionarios de Economía pasaron parte de la semana pasada en Washington revisando cuestiones técnicas. En la sede del organismo estuvieron el secretario de Política Económica, Fernando Morra, y el subdirector general de Investigación Económica del Banco Central, German Feldman.
Básicamente apuntaron a las proyecciones económicas y monetarias de los próximos dos años, de acuerdo a información de la agencia financiera Bloomberg.
"Cristina dialoga con la historia; no con el futuro", comenta un ministro del área económica. Lo hace de manera crítica: en el gabinete hubiesen preferido avanzar en un acuerdo con el Fondo Monetario, con el objetivo de dar una potente señal al mercado y estabilizar el escenario cambiario y financiero.
Desde la mesa chica del Ministerio piden "prestar especial atención" a la próxima cumbre de presidentes del G20, en Roma, el 30 y 31 de octubre.
"El arreglo con los acreedores privados llegó después de que Alberto Fernández recibiera el respaldo político en una cumbre del G20. Esta vez podría suceder algo así", dice un funcionario del equipo económico a iProfesional, sin dar más precisiones.
La apuesta en el equipo económico es que el acuerdo con el FMI será el ancla donde se apoyarán las expectativas para el año que viene. "La base sobre la que se apoyará el orden que necesitamos para ganar credibilidad", argumenta otro funcionario que habló con iProfesional.
La visión en el equipo es que la inflación en la Argentina "no es de demanda" sino que está inflada por las expectativas, en un escenario en donde no se puede asegurar la paz cambiaria por la escasez de divisas.
Y que será muy importante dar todas las señales de que, a partir del acuerdo con el Fondo, habrá abundancia de dólares; y no escasez como hasta ahora.
El diagnóstico es que existe consumo reprimido en la población por tantos años de malaria, de salarios que perdieron contra una inflación muy alta. Que por ahora la recuperación de la actividad económica se da de una manera heterogénea, porque así se está dando la salida de la pandemia, pero que con el paso de los meses esa tendencia será más potente y homogénea.
Para lograrlo, afirman cerca de Guzmán, será clave que el mercado cambiario se mantenga ajeno a las tensiones que se verifican ahora, en pleno camino hacia las elecciones.
"Está corroborado por la historia que los meses previos a las elecciones se pierden dólares y la tensión cambiaria recrudece. Nosotros tomamos medidas muy fuertes, y tomaremos adicionales si hiciera falta, para llegar con oxígeno hasta el final del período electoral", comenta la fuente.
Como dice el propio Guzmán en público, en el gabinete aseguran que "no habrá una devaluación" después de las elecciones. "Básicamente porque el tipo de cambio actual sigue siendo competitivo. Lo que faltan son dólares para pagar la deuda, pero esas divisas alcanzarán cuando haya acuerdo con el organismo", insiste el funcionario.
Se aceleró la corriente dolarizadora
Durante julio, el Banco Central reforzó los controles sobre los mercados "alternativos" del dólar, y de esa manera logró un menor esfuerzo (menos ventas de divisas) para contener al "contado con liqui" y al "MEP".
De acuerdo con datos de distintas consultoras que testean el mercado, el mercado del CCL/MEP, que obligaba a intervenciones de u$s25 millones diarios antes de las últimas medidas, ahora requiere una intervención nunca superior a los u$s15 millones por parte del Banco Central, siempre hablando a través de la compra-venta de bonos.
Sin embargo, lo que se evidenció en las últimas dos semanas es un incremento del volumen de operaciones en el denominado "SENEBI" (negociación bilateral entre dos operadores privados, en donde no participa el Banco Central).
Allí, el volumen operado pasó de unos u$s10 millones diarios en promedio antes de las medidas a unos u$s60 millones diarios ahora.
Por una cuestión típica de estacionalidad, el arranque del segundo semestre marca un cambio de tendencia en el mercado cambiario.
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