“Una vez alejado del fuego todo fue ayudar como y en lo que se podía. Mucha gente yendo y viniendo, vecinos y gente que subía a colaborar, mucha voluntad con el riesgo. En el centro del incendio se escuchaban explosiones frecuentes”, recuerda Darío. A todo esto se sumaba el agravante de la presencia de plantaciones de pinos que ocupan superficies considerables, se encuentran abandonadas e implican un riesgo. Allí se generan ambientes muy combustibles entre pinocha y resina que facilita una rápida propagación del fuego. “Los pinos no son los principales responsables de los incendios, pueden agrandarlo o dificultarlo. Pero el problema real es el abandono: el desmanejo de las plantaciones por un lado y el abandono de las instalaciones de tendido eléctrico”, explica Darío, que es Ingeniero Forestal.
Hoy por hoy, pinos y postes de luz se encuentran inclinados y es el momento de voltearlos para evitar el riesgo de caídas. “La conclusión con los pinos es que hoy toca considerarlos como parte del ambiente. Se asilvestraron por lo que ya no es discutible su presencia. Es necesaria una capacidad económica que permita dar soluciones de manejo, algo que tiene un costo de enormes dimensiones que sólo puede aportar el Estado”, concluye Darío.
Animales en las cenizas
Desde el día del incendio, Antonela, que vive lejos de la zona afectada por el fuego e integra la Protectora de Animales de la Comarca Andina, se preocupó por dos cosas: por un lado, conseguir donaciones para las familias, y por otro, cómo hacer que hubiera un reencuentro con sus animales domésticos. “Recorrer el lugar es terrorífico, a las familias se les quemó todo y es devastador. Nos vimos con una mujer que tiene nenas de 5 y 9 años. Ellas tenían doce gatos, gallinas, conejos y tres perros en su casa”, cuenta Antonela.
De los doce gatos encontraron a diez quemados, igual que al conejo. Al momento del fuego fuerte, los perros pudieron salir con la familia y pudieron atajar dos gatos mientras escapaban. Son extensiones amplias de un pinar en el que todo se prende a la vez. Algunas gallinas se quemaron por completo. “Tuvimos que salir a buscar a los animalitos, enterrarlos y decirle a los nenes que se fueron”, cuenta la protectora de animales.
El equipo de Antonela asiste en distintos lugares. “Una señora mayor perdió a su perra con sus 4 cachorros. Los animales de cría también quedaron sueltos. Se tuvo que desprender de todos porque no tiene casa ni nada como para mejorar su situación. Los gatos la pasaron peor que los perros porque escaparon para cualquier lado. No paramos un minuto”, cuenta la protectora.
En las redes, la gente desesperada busca a sus animales de compañía y pregunta por el paradero, ellas también cruzan esos datos y dan asilo a los animalitos que todavía no salen del susto. La respuesta es solidaria. Muchas familias pudieron reencontrarse con sus mascotas en el medio de tanta amargura colectiva. “Vamos a seguir buscando animales lastimados y estamos animadas porque un montón de veterinarios de todos lados se prestan para armar sobre la ruta una carpa de emergencias para atenderlos de los daños. Tanto grandes como pequeños”, concluye, agotada. Toca dormir, bañarse y contar las donaciones que no paran de llegar.
Escribir comentario