ZONCERAS COMPLEMENTARIAS DE LA ZONCERA "EL MAL QUE AQUEJA A LA ARGENTINA ES LA EXTENSIÓN"

"Al tilingo la m... no se le cae de la boca ante la menor dificultad o desagrado que les causa el país como es. Pero hay que tener cierta comprensión para ese tilingo, porque es el fruto de una educación en cuya base está la auto-denigración como zoncera sistematizada"

"Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre sí misma" Ya advertimos que Sarmiento no había acuñado sus zonceras cuando ya se las ejecutaba. Esta zoncera del repliegue (para achicar la extensión) la dijo Rivadavia en la Sala de Representantes, como Ministro de Buenos Aires, fundamentando la negativa a proporcionar la ayuda que San Martín reclamaba para terminar su campaña libertadora. (Mabragaña, Los Mensajes, 1° de mayo de 1822). Lo dijo en los términos que van como título. Precisamente, replegarse significaba achicar el espacio, y achicarlo para facilitar la civilización, como se ha dicho. En cuanto comenzaron las dificultades revolucionarias —unas veces de orden estratégico pero muchas más de orden político-social— los civilizadores se plantean el conflicto entre la civilización —Europa— y la realidad —América—, a la que llamaron barbarie. Reiteramos lo dicho anteriormente: achicar el país a las medidas de la pampa húmeda implicaba crear las condiciones óptimas para una rápida europeización. Mantenerlo en las condiciones preexistentes de extensión, implicaba asumir una tarea de mayores dimensiones y que se oponían a esa urgencia civilizadora. Había además que terminar la guerra rápidamente, por la guerra misma, y también porque la guerra ponía en presencia activa a las masas americanas que, con su barbarie, obstaculizaban el proceso civilizador. Achicar la geografía era achicar su presencia. En un principio la concepción de Mayo fue americana, pero cambió en muchos dirigentes después de la separación del Paraguay y las derrotas del Alto Perú. Estos grupos buscaron entonces diferentes soluciones: desde el perdón español al establecimiento de tronos extranjeros, o directamente el protectorado británico, porque para ellos la independencia dejó de ser el objetivo, reemplazado por el civilizador. Esto genera una crisis en la revolución entre los que persiguen objetivos americanos y los que persiguen objetivos europeizantes. Los primeros tenderán a la integridad del espacio, los segundos a su reducción. Esta diferencia de apreciación sobre los fines revolucionarios es la que provoca la crisis de la Logia Lautaro. Ya en Chile, en Rancagua, el ejército libertador se ha independizado de quienes pretenden detenerlo, ratificando la "desobediencia" de San Martín. Como ya se ha dicho, dejemos, pues, de pensar en el soborno o la flojedad de unos, en la entereza o el valor de otros, factores concurrentes y humanos completamente comprensibles pero no decisivos. El conflicto de Civilización y barbarie, está ya planteado y aquí se trata de su aplicación al espacio. San Martín expresa en ese momento la vocación ameri cana. En Tucumán trazó una nueva estrategia que se opone a la pasiva de la defensa del Norte, que definitivamente abandonaba el Alto Perú. Primero Chile, después Lima, y una vez cortadas las comunicaciones ultramarinas de los ejércitos realistas, el movimiento de pinzas hacia el Alto Perú en combinación con las fuerzas del Norte argentino a cuyo cargo ha quedado Güemes, como el brazo meridional de la pinza. Para el cumplimiento de esta segunda parte de la operación, ya cumplida la primera, San Martín reclama de Buenos Aires la ofensiva que parta del actual Norte argentino. Es cuando desde Lima lo envía a Gutiérrez de la Fuente en demanda de esa ayuda. Es también cuando Rivadavia acuña la zoncera para negar el apoyo de Buenos Aires. "Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre sí misma", dice el partido anti-americano. Es decir, impedir que la operación planteada por San Martín se lleve hasta sus últimas consecuencias. 19 Buenos Aires se repliega sobre sí misma y pierde el Alto Perú. Lo pierde consciente y deliberadamente, conforme a aquello de que "el mal que aqueja a la Argentina es la extensión". Veremos después cómo se ejecuta esta política que se disimula a través de otras zonceras, que son las que siguen. Más explícito aún el siniestro Manuel José García dice en la Cámara de Representantes que "al país le era útil que permaneciesen los españoles en el Perú" (Busaniche, Historia Argentina, pág. 436, ed. Hachette). Este García será el mismo agente de Rivadavia que pacta la entrega de la Banda Oriental al Emperador del Brasil

Escribir comentario

Comentarios: 0