Las obras de la nueva necrópolis están detenidas. Cada semana se exhuman de 10 a 12 cadáveres para liberar espacio. Hay días que apenas logran cubrir la demanda de servicios.
Un pedido desesperado para que vecinos de Iguazú identifiquen las tumbas de sus difuntos expuso la situación de colapso del cementerio “El Salvador”.
“A la fecha no hay lugar para enterrar ni siquiera un bebé”, fue la dramática declaración del administrador Claudio Konopka.
Según sus palabras se trata de una “situación muy compleja. Venimos suplicando a la gente a través de nuestras redes sociales, los medios de comunicación para que vengan a identificar a sus difuntos”. Aquellos que no sean identificados, actualmente alrededor de 1.000 sepulturas, corren el riesgo de ser removidos para reutilizar las parcelas.
“En promedio mensual se realizan entre 30 a 35 entierros y por semana nos vemos obligados a exhumar de 10 a 12 cadáveres para liberar espacio”, contó Konopka a www.radiovoznoticias.com
“Ni siquiera pedimos que vengan a pagar las tasas porque entendemos que en este contexto de pandemia la economía es un problema para la mayoría”, agregó.
Para el administrador, aunque suene crudo, “si una tumba no está identificada, el cuerpo en esa sepultura es un NN. Nuestra interpretación es que fue abandonado por sus familiares porque ni siquiera se lo identificó entonces la decisión es exhumar. Lo informamos por anticipado porque no queremos que después haya reclamos ni problemas”, advirtió.
El cementerio de Iguazú fue uno de los primero de Misiones en presentar protocolo de bioseguridad para prevenir la propagación del COVID-19 y desde el 17 de mayo último ya había habilitado las visitas.
El protocolo en vigencia permite 20 minutos de permanencia con dos personas por familiar difunto, no pueden ingresar menores de edad, uso obligatorio de barbijo además de las medidas de bioseguridad ( toma de temperatura y dispenser de alcohol en gel).
“El colapso estructural de la necrópolis de Iguazú es crónico. La situación viene agudizada hace por lo menos 5 años lo cual ha obligado a la administración a exhumar cadáveres. La ordenanza establece que los cadáveres pueden permanecer 15 años y hasta 20 en la sepultura. Pasado ese lapso deben ser exhumados. Sin embargo no se procede hacer porque al no estar identificados, no se sabe si la tumba es de hace dos años o 15. Se complejiza”, insistió el funcionario municipal.
“El Salvador” tiene, por otra parte, una tasa de mantenimiento que es la más elevada de la provincia, y aunque en este contexto peculiar cuando los cobros de tasas están suspendidos, la gente tampoco se acerca. “No hablo ni de abonar, sino de identificar para poder hacer nuestro trabajo”, agregó.
Lento proceso de ampliación
La particularidad que rodea al municipio de Iguazú con respecto a la demora para solucionar el colapso de su necrópolis responde a que no posee tierras fiscales. Las 2000 hectáreas cedidas por Parque Provinciales, fueron intrusadas, así como una gran parte del propio cementerio.
“En una parte del terreno que nos correspondía hay casas y hasta un hotel detrás”, reseñó sobre el lento proceso de ampliación del servicio. Asimismo, en un predio lindante al club del cementerio municipal se habilitaron dos hectáreas para ser utilizadas como cementerio.
La complicación hasta la fecha ha tenido que ver con que se tuvo que desmontar la selva. El proceso demandó sacar los árboles y una vez que se concluyó encontraron tosca debajo, que hasta el día de hoy se sigue removiendo. Ya van dos años en esa situación, que para colmo ahora las obras están nuevamente detenidas por la pandemia. Una vez que se remueva la tosca hay que rellenarla con tres a cuatro metros de tierra, esperar un año que se asiente para después habilitar.
Escribir comentario